miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un sabio se puso en frente de un público y contó un chiste. Todo el mundo se empezó a reir. Después de un momento, contó el mismo chiste pero esta vez menos gente se reia. Contó el mismo chiste una y otra vez, pero ya nadie se reia. Entonces él sonrió y dijo: No podés reirte de la misma broma una y otra vez, pero ¿por qué seguis llorando por lo mismo una y otra vez?.